Dibujé mi vida en mi pensamiento, estaba todo claro. Todo era preciso, tenía un camino concreto.

Ahora tengo un mapa sin sentido, un lápiz que no escribe y unas manos descontroladas.

Se me caen los trocitos que dibujé, y en vez de intentar como loca recogerlos estoy quieta observando impaciente por saber lo que se dibujará a partir de ahora.

A partir de ahora, no utilizaré mis manos para dibujar, mi cuerpo hará las acciones que quiero vivir. Ni utilizaré un lápiz para escribir seré yo quien defina las líneas que seguiré. Y, definitivamente, no tendré un mapa bajo la oreja para cuando se desmadre una situación, me dejaré llevar por lo que quiero, por lo que deseo.

Vivir el presente pensando en el futuro es como tener una relación sabiendo que tendrá un fin, es inútil y frustrante.

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